La ocupación supera ya los niveles previos a la crisis del Covid-19
La Encuesta de Población Activa (EPA) publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística, correspondiente al tercer trimestre de 2021, continúa reflejando la recuperación iniciada por la economía española, que ha superado ya los niveles de ocupación previos a la crisis del Covid-19, reforzada por la campaña de verano.
En cuanto al empleo, la ocupación aumenta en 359.300 personas en relación con el segundo trimestre, lo que representa una subida trimestral del 1,8%. En términos interanuales, la comparativa con el tercer trimestre de 2020 evidencia un incremento del 4,5% (854.100 ocupados más). Al igual que en el trimestre anterior, la población joven presenta las mayores subidas en términos porcentuales, siendo el aumento interanual del empleo del 55,9% en el grupo de 16 a 19 años y del 22,1% en el rango de 20 a 24 años.
En términos comparados con la situación previa a la crisis sanitaria, si bien la ocupación ha crecido durante este cuarto del año con relación al mismo período de 2019, las horas trabajadas aún están por debajo, registrando un descenso del 2,5% frente al tercer trimestre de 2019.
En lo que respecta al desempleo, continúa su descenso, con una caída del 3,6% en las personas en esta situación en relación con el segundo cuarto de este año. Si se compara con el mismo período de 2020, el descenso interanual registrado ha sido del 8,2%. Con ello, la tasa de paro se sitúa en el 14,6% de la población activa, levemente por debajo del 15,3% registrado durante el primer trimestre de este año y 1,7 puntos por debajo de la tasa de paro observada hace 12 meses. Por su parte, el desempleo juvenil cae al 31,5% (38,4% en el segundo trimestre).
Con respecto a la situación de las familias, la cifra de hogares con todos sus miembros activos en paro continúa con la trayectoria descendente iniciada en el trimestre anterior, registrando una nueva caída de 35.800 hogares en relación con el primer trimestre de este año, hasta situarse en 1.122.100 unidades. Ello supone, en términos interanuales, una reducción del 4,3% (50.700 hogares). De este modo, en el 33,7% de los hogares españoles no hay ningún activo o todos están en situación de desempleo (34,2% en el trimestre anterior).
Por último, cabe destacar el descenso en el número de trabajadores por cuenta propia, con respecto al segundo cuarto del ejercicio (-1,6%), en tanto que se registra una subida en términos interanuales (1,3%). Esta caída trimestral es consecuencia en gran parte de la bajada del 2,8% en el número de empresarios sin asalariados o independientes, que cae también en términos interanuales (-1,4%). En sentido inverso, los empleadores han experimentado un notable incremento del 6,0% en el último año.
Perspectivas
Los datos del mercado laboral parecen constatar el camino hacia la recuperación de nuestra economía. Debemos seguir avanzando hacia la creación de más empleo y de mayor calidad, un mercado de trabajo que dé cabida a todos los perfiles poblacionales, garantizando la inclusión de aquellos colectivos con mayores problemas de empleabilidad, como desempleados de larga duración, personas mayores de 45 años y personas jóvenes. Se trata, en definitiva, de un mercado capaz de absorber la oferta laboral, para lo cual es menester acometer la necesaria revisión y consecuente modernización de las políticas activas de empleo, la reducción de la burocracia y los costes vinculados al proceso de contratación laboral, y ofrecer una formación para la inserción laboral que, de manera acompasada, aborde las nuevas y futuras necesidades del mercado.
Así lo manifiesta el tejido productivo en el reciente Estudio sobre Clima Empresarial en España de la Cámara de España. En particular, cerca de 8 de cada 10 empresas reconocen tener algún tipo de dificultades para contratar personal con la cualificación adecuada, tanto para nuevas incorporaciones como para cubrir vacantes. En aras de la eficiencia de nuestro mercado laboral, el encaje entre oferta y demanda debe abordarse desde un enfoque integral de largo plazo, que abogue por una conexión creciente y continua entre el sistema educativo y el ámbito productivo.
Estas acciones deben estar enmarcadas en un contexto estable y cierto de reformas estructurales ambiciosas, cuyos objetivos sean claros, de modo que nuestro país sea capaz de alcanzar todo su crecimiento potencial en los próximos años. En este sentido, el Plan Next Generation EU representa una oportunidad histórica para nuestro país para abordar estas reformas pendientes y modernizar el tejido productivo, con la transformación digital y ecológica en el centro de las acciones, contribuyendo de este modo a impulsar la creación de más empleo y de mayor calidad