La economía española inicia la senda de la recuperación
La Cámara de España prevé una tasa de crecimiento para el conjunto de 2021 del 5,9 % y del 6,2 % para 2022Durante el segundo trimestre de 2021, la economía española ha registrado una intensa expansión en términos interanuales, derivada, principalmente, del efecto estadístico resultante al comparar el nivel de PIB actual con el registrado justo hace un año, durante la etapa más dura de la pandemia y cuando se adoptaron las medidas de confinamiento más estrictas. De acuerdo con los datos del INE, el PIB ha experimentado un crecimiento del 19,8 % interanual, que se trata, en todo caso, del incremento más importante de la serie histórica. No obstante, su nivel en millones de euros aún está por debajo del registrado durante este mismo trimestre de 2019, cuando no existía crisis sanitaria. Respecto al trimestre previo, el avance del PIB ha sido del 2,8 %.
La contribución de la demanda nacional al crecimiento del PIB no ha tenido precedentes desde que se contabiliza la estadística, alcanzando 20,3 puntos porcentuales. Esta aportación ha estado sustentada, principalmente, por el crecimiento del consumo de los hogares (29,5 % interanual), pero, sobre todo, por la inversión en bienes de equipo (crecimiento del 45,3 % interanual en este segundo trimestre).
Por el contrario, la contribución al crecimiento de la demanda externa ha sido negativa (-0,5 puntos porcentuales), debido a un insólito incremento de las importaciones, del 36,8 % interanual, superior al de las exportaciones que, siendo también muy relevante (34,1 %), no ha alcanzado esas tasas.
Lógicamente, los datos de empleo también se han beneficiado del efecto estadístico registrado durante este segundo trimestre. El número de ocupados (medido en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo) se incrementó un 18,9 % interanual, lo que representa 2,8 millones de empleos creados durante el último año, recuperando, aproximadamente, más del 80 % del empleo perdido durante la fase más dura de la pandemia.
En este apartado del empleo es preciso hacer una mención especial a la productividad del factor trabajo por hora efectivamente trabajada, que acumula 4 trimestres consecutivos en tasas negativas. En concreto, durante el segundo trimestre del año, el número de horas efectivamente trabajadas experimentó un crecimiento del 28,8 % interanual, superior al del PIB, lo que ha generado una caída de la productividad del 7 % durante este periodo.
Perspectivas
La evolución del PIB durante la segunda parte del año también se espera positiva, con avances intensos, aunque no tan elevados como el registrado durante este segundo trimestre, debido a que el mencionado efecto estadístico no será tan relevante a partir de ahora.
En este sentido, la Cámara de Comercio de España prevé un crecimiento interanual del 5,9 % para el conjunto del año 2021, tasa que se aceleraría hasta el 6,2 % en 2022. El avance de la vacunación y la previsible llegada de la inmunidad de grupo a finales de este año, o durante el primer trimestre de 2022, permiten ser optimistas en este sentido. Además, hay que tener en cuenta que existe todavía una importante bolsa de ahorro que los consumidores acumularon a lo largo de la crisis sanitaria, cuya salida será progresiva y que está pendiente la llegada de los fondos europeos, que servirán de estímulo para el crecimiento.
En paralelo, el efecto de la recuperación en el mercado de trabajo será muy relevante. El empleo podría repuntar un 3,5 % en el conjunto de 2021 y un 4,6 % en 2022. Esta evolución permitiría recuperar los niveles de empleo previos a la pandemia a finales de 2022 o primer trimestre de 2023.
Sin embargo, hay ciertas incertidumbres que es necesario destacar y que podrían poner trabas a la incipiente recuperación. En materia de inflación, se está registrando un incremento del IPC sustentado en factores como el aumento de los precios energéticos y de las materias primas o el mencionado impulso del consumo. En la medida en la que ese incremento sea puntual y se circunscriba a un número acotado de meses y rúbricas, no tendrá implicaciones en el crecimiento. El riesgo se asociaría a un aumento de precios estructural, lo que podría forzar a un cambio en la política monetaria de los bancos centrales y a la limitación de los programas de estímulo.
En este entorno resulta imprescindible acometer las reformas estructurales que demanda la economía, principalmente aquellas que permitan revertir la caída de la productividad. Para eso, es esencial una utilización eficiente de los fondos europeos Next Generation EU, capaz de abordar de modo efectivo la transformación y modernización de nuestro tejido productivo.
Todo ello, además, con la atención en el establecimiento de un compromiso creíble a medio plazo para la reducción del déficit y la deuda pública que dote a nuestro país del necesario margen de maniobra y estabilidad ante futuros cambios en el escenario económico.