La Cámara de España mejora sus previsiones de crecimiento y de empleo para la economía española
El Servicio de estudios de Cámara de España destaca que la economía nacional sigue creciendo por encima de la media europea: el PIB avanzó un 2,5% interanual durante el primer trimestre del año (0,8% trimestral), y se espera que vuelva a crecer a una tasa similar en el segundo trimestre.
Por lo que se refiere al empleo, registrará avances significativos compatibles, en principio, tanto este ejercicio como el siguiente, con una mejora de la productividad. La ocupación crecerá un 2% en 2024, lo que supondrá la creación de cerca de 400.000 empleos, mientras que en 2025 las previsiones de la Cámara de España apuntan a un incremento próximo al 1,5%, lo que supondría 310.000 puestos de trabajo adicionales. La tasa de paro se situará en el 11,6% en 2024 y el 10,9% en 2025.
Las previsiones de la Cámara de España para 2024 reflejan un ritmo de descenso de los precios menor de lo esperado, lo que ha llevado a revisar al alza las proyecciones de inflación media para este año: un 3% frente al 2,7% estimado en mayo. Sin embargo, la reducción de la inflación en 2025 será mayor de lo previsto y se situará en un nivel medio del 2,1%, frente al 2,6% calculado en mayo. En relación con el IPC subyacente se espera que la trayectoria descendente vaya del 3,3% estimado para 2024 al 2,8% previsto en 2025.
Mejora de las exportaciones
La revisión al alza de la previsión del crecimiento del PIB en 2024 se explica en su totalidad por mejora del sector exterior. Las exportaciones de bienes y servicios avanzarán un 3%, casi el doble de lo estimado anteriormente, gracias a la paulatina recuperación de los mercados exteriores; por lo que se refiere a las importaciones, aumentarán un 1,6%.
Como resultado, la contribución de la demanda externa al crecimiento de la economía podría ser de 0,5 puntos porcentuales en 2024 y de 0,4 puntos en 2025, mientras que la demanda interna aportará 1,9 puntos al crecimiento del PIB este año y 1,6 puntos, el próximo.
El mantenimiento de los tipos de interés en niveles elevados durante más tiempo del esperado determina que la Cámara de España sea prudente en cuanto a la evolución de la inversión en bienes de equipo este año 2024, con un crecimiento estimado del 1%, tasa que se duplicará en 2025. En cuanto a la inversión en construcción, el panorama es muy similar en cuanto a la influencia de los tipos de interés, y la Cámara prevé que la tasa de crecimiento se sitúe en 2,4% tanto en 2024 como en 2025.
Con respecto al consumo de los hogares, su crecimiento este año se revisa al alza una décima porcentual hasta el 1,8%, mientras que para 2025 se estima una ligera desaceleración, hasta el 1,5%. La expectativa de que se retrasen las bajadas de tipos de interés y la incertidumbre sobre la evolución de la inflación estarían detrás de este moderado crecimiento del consumo privado.
En cuanto al consumo público, la Cámara de España prevé un crecimiento este año menos robusto que el inicialmente estimado: un 1,8% frente al 2,5% calculado en mayo. La moderación en la evolución del gasto público continuará en 2025 con un avance del 1,5%.
De hecho, la reducción que se prevé en el consumo de las AA.PP. durante 2024 tendrá su reflejo en el déficit público. La Cámara lo sitúa en el 3,2% del PIB en 2024, mientras que en 2025 el déficit público sería del 3,0%, ajustándose a los requerimientos de Bruselas.
Desafíos de la economía española
A pesar de las favorables previsiones macroeconómicas, la Cámara de España advierte de que la economía presenta problemas estructurales que no se pueden obviar y que se deberían afrontar con urgencia:
Elevada deuda pública. La deuda pública sigue aumentando año tras año y en 2023 creció un 4,8%, a pesar de la reducción que se ha producido en la ratio de deuda sobre el PIB nominal. Esta situación incide en la vulnerabilidad de la economía española y limita la capacidad de las Administraciones Públicas para actuar ante el surgimiento de shocks imprevistos.
Reto demográfico. A medida que se reduce la ratio número de cotizantes/número de jubilados, solo aumentos sostenidos en la productividad pueden ayudar a compensar los desafíos asociados con una población envejecida. En España se combinan estos elementos de modo adverso, ya que mientras se incrementa el peso de los jubilados en la población total, la productividad del trabajo se mantiene estancada.
Dependencia del exterior. España, como el resto de Europa, es enormemente dependiente del exterior en lo que a determinadas materias primas críticas se refiere, y la apuesta por el Pacto Verde Europeo puede, paradójicamente, exacerbar esa dependencia. En ese sentido, los objetivos del Pacto Verde podrían no estar acompasados con el desarrollo industrial necesario para avanzar en la sostenibilidad y reducir, al mismo tiempo, la dependencia del exterior, lo que podría mermar la competitividad del tejido productivo.
Desajuste entre formación y necesidades de las empresas. El sistema educativo sigue siendo muy rígido, y surgen problemas de adaptación entre las habilidades requeridas por las empresas y las que ofrecen los centros de enseñanza. Este desequilibrio es especialmente llamativo en el ámbito tecnológico, pero también en perfiles de sectores como la construcción, el transporte o la hostelería.
Fragmentación regulatoria y exceso de normas, unida a una escasa inversión pública y privada en I+D+i, el mercado del alquiler en las grandes ciudades, el problema del agua derivado de sequías cada vez más persistentes, o la eficiencia de las políticas de ayudas públicas son otros retos importantes e inminentes de la economía española.