La economía española modera su crecimiento en 2023 pero mantiene dinamismo

Según el avance de la Contabilidad Nacional Trimestral publicado recientemente por el Instituto Nacional de Estadística, el crecimiento de la economía española se situó en el 2,0% interanual en el cuarto trimestre de 2023. Es una décima superior a la tasa registrada en el trimestre precedente. En tasas trimestrales, el avance del PIB fue del 0,6%, dos décimas porcentuales superior al registrado en el tercer trimestre.

 

El crecimiento en el conjunto del año 2023 fue del 2,5%, a falta de conocer la actualización que publique el INE a finales del mes de marzo, alejado del 5,8% registrado en 2022.

 

La demanda nacional ha sido el principal soporte del crecimiento durante el cuarto trimestre de 2023 debido, sobre todo, al crecimiento del consumo de los hogares, más robusto de lo esperado en un principio. También se registra una mejora de la inversión, sobre todo, de la formación bruta de capital en bienes de equipo, la cual experimentó un avance durante el último cuarto del año, tras cuatro trimestres consecutivos registrando tasas negativas.

 

En esta ocasión la demanda externa detrajo una décima al crecimiento del PIB debido, fundamentalmente, a un crecimiento de las exportaciones que se mantiene débil, aunque mejor que el registrado el trimestre precedente cuando las ventas al exterior ser redujeron. La difícil situación económica que están afrontando dentro de la UE países como Alemania, uno de nuestros principales socios comerciales, se está reflejando en las ventas al exterior de las empresas españolas.

 

El empleo, medido en términos de puestos de trabajo equivalente a tiempo completo, experimentó un avance del 3,9% interanual, lo que ha permitido crear más de 750.000 puestos de trabajo en el conjunto de 2023. Sin embargo, al registrarse un mayor crecimiento del empleo que del PIB, la productividad del factor trabajo se mantuvo en negativo por tercer trimestre consecutivo. En 2023, la productividad del trabajo se redujo de media un 0,7%.

 

Perspectivas y valoración de la Cámara de España 

 

El entorno internacional en el que se desenvuelve la actividad económica sigue complicándose por momentos. Los conflictos bélicos vigentes en la actualidad no reducen su intensidad, sino más bien al contrario. La conflagración en Oriente Próximo entre Israel y Palestina se ha extendido a Yemen de la mano de los rebeldes hutíes de este país, que vienen asediando a los buques mercantes que transitan por el Mar Rojo hacia el Canal de Suez. Ya son numerosas las navieras que deciden tomar la ruta del Cabo de Buena Esperanza para evitar riesgos, lo que añade miles de kilómetros a los viajes, aumentando el coste de transporte y retrasando las entregas de todo tipo de bienes, incluidos petróleo y gas natural licuado.

 

Además, la otra ruta marítima más importante del mundo, la que atraviesa el Canal de Panamá, también está afrontando problemas debido a la persistente sequía, lo que está obligando a imponer restricciones al calado de los buques, que llevan a reducir la carga transportada, a incrementar las tarifas de tránsito y, en su defecto, a la búsqueda de rutas alternativas que encarecen los costes de transporte.

 

En este contexto, Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de Cámara de España, advierte que “la incertidumbre del contexto internacional podría trasladarse a los precios. La situación de las rutas comerciales más relevantes pone en riesgo la senda de moderación que ha venido siguiendo la inflación a lo largo de 2023 y, con ello, la posible reducción de tipos de interés por parte de los bancos centrales en 2024. Además se debe tener en cuenta que las dificultades que atraviesa Alemania se podrían estar trasladando a los principales países de la eurozona, con un crecimiento nulo en la parte final de 2023. Y España no sería ajena a esta situación, como lo muestra la moderación en las tasas de crecimiento de las exportaciones españolas al área desde el segundo trimestre de 2023”.

 

Por otro lado, cabe destacar el estancamiento que registra la economía de Alemania desde hace ya varios trimestres. A falta de los datos oficiales, parece que cerró 2023 con un crecimiento negativo y las expectativas para 2024 no son mucho mejores. La dificultad de encontrar alternativas a la energía que procede de Rusia tras las sanciones aplicadas por la UE y los problemas en la cadena de suministro de la potente industria alemana están impactando en la inflación del país, que se mantiene elevada a pesar de la recesión que enfrenta.

 

En clave interna, a la presión que se está trasladando a las empresas vía incremento de costes debido al encarecimiento de los suministros procedentes de terceros países, hay que añadir otras medidas que inciden directamente en sectores intensivos en la utilización de mano de obra poco cualificada, como la subida del salario mínimo interprofesional. Todo ello percute sobre una inflación en retroceso, que podría interrumpir su senda descendente durante 2024.

 

Previsiones 2024 

 

En un contexto de incertidumbre como el descrito, la Cámara de España prevé un crecimiento del 1,6% para el conjunto de 2024, aunque sujeto a revisiones a lo largo del año en función de cómo evolucione el entorno internacional, la inflación y, por ende, la política de tipos de interés de los bancos centrales.

 

En consonancia con la ralentización que se espera en el PIB, el crecimiento del empleo será menos intenso, con un avance del 2,2% en 2024 y la creación de 400.000 puestos de trabajo a lo largo del año. 

 

Un elemento importante de la economía española que es necesario destacar es la modesta evolución de la productividad del factor trabajo en los últimos trimestres. Hay que tener en cuenta que la mejora sostenida de la productividad es la única vía de generar riqueza, crecimiento y empleo en el largo plazo. En ese proceso, la empresa es un agente esencial. En un contexto tan complicado como el descrito, resultan especialmente necesarias reformas que sitúen a la empresa en el centro de la política económica y que promuevan un entorno propicio para su actividad. Entre otras, cabría destacar la necesidad de abaratar los costes de contratación rebajando las cotizaciones sociales, o la reforma del impuesto sobre sociedades en aras de la reducción gradual de sus tipos y del establecimiento de un esquema de beneficios fiscales más simplificado. La reducción de las cargas administrativas y la eliminación de determinados umbrales regulatorios que distorsionan las decisiones empresariales de inversión o aumento en la dimensión constituyen también medidas en este sentido.

 

Por último, hay que destacar la situación de vulnerabilidad que mantiene la economía española ante la persistencia de un destacado déficit estructural y del elevado nivel de deuda pública. Resulta primordial plantear una estrategia realista y firme de consolidación fiscal a medio plazo que permita situar a la deuda en una trayectoria descendente en términos absolutos.  

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